Cuando todas esas locuras que pensás, esos momentos que imaginas, esas ganas contenidas como en una cajita sin candado a punto de salir llevan a hacerte entender que es algo mucho muy fuerte. Tener ese momento para uno en el cual mágicamente se acomodan las cosas como si la vida fuera un tetris en nivel uno y tenemos ese tiempo para acomodar las fichas y sentir que solo queda disfrutar lo que viene.
En el ir y venir del día a día a veces cuesta ver las pequeñas cosas que a uno le hacen bien, dejando pasar momentos que no sabes si vas a volver a tener. Darte cuenta cual es el camino, ese que a cada rato te hace chocar con una piedra o una rama, y muchas veces te hace decidir entre uno u otro camino. El brillante o el penumbroso, ese camino que tarde o temprano sea el que sea te hace aprender.
Hoy desde este banco frente el mar viendo las olas chocando en las piedras oscuras iluminadas por el brillo de la luna; esa luna naranja que recién empezó a salir del mar para en minutos esconder las miles de estrellas que hoy me regala este cielo. hoy, hoy se que camino elegir, sin saber si es el mas oscuro o el mas largo quiero ese camino que me hace feliz desde la entrada. Tuve ese tiempo para pensar en mi y poder ver las cosas mas simples y solo restó decidir.
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